La Ley de Biodiversidad impedirá talar o dañar los ejemplares de más edad y tamaño hasta ahora desamparados
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid
EL PAÍS - Sociedad
Cuando Cristóbal Colón partió hacia América, muchos de estos árboles ya eran adultos. Sus ramas crecen y sus raíces se arraigan desde hace siglos. Son árboles únicos, por su tamaño, historia y belleza. Pero no tienen ninguna protección. Talarlos o dañarlos no tiene ningún castigo, como denunciaron los investigadores del proyecto Leyendas vivas, que durante tres años han recorrido toda España y catalogado ejemplares únicos. La ley de Biodiversidad que prepara el Ministerio de Medio Ambiente protegerá estos árboles, según el borrador que el ministerio ha enviado a las comunidades.
El Pino del Galapán, en Santiago de la Espada, Jaén, tiene 39 metros de alto, la altura de un edificio de 10 pisos. Está coronado por una copa de 18,25 metros de diámetro y su tronco mide 5,40 metros. Pese a que tiene unos 420 años, no es de los más viejos. "Hemos catalogado árboles milenarios. Auténticas bellezas escondidas", explica la directora del proyecto Leyendas vivas, Susana Domínguez Lerena. Ella y el fotógrafo Ezequiel Martínez, con financiación de la Obra Social de Caja Madrid, la Fundación Biodiversidad y Repsol han puesto la semilla para proteger estos árboles.
Domínguez Lerena trabajaba en el Ministerio de Medio Ambiente cuando comenzó, por afición, a buscar árboles únicos. Después consiguió financiación y se profesionalizó. Hoy un equipo de 10 personas, historiadores, documentalistas, fotógrafos y biólogos, recibe todo tipo avisos sobre árboles únicos en la web www.leyendasvivas.com, y han recopilado los 264 más representativos en el libro Árboles, leyendas vivas, aunque es difícil encontrar ya un ejemplar.
"Preguntando a los guardas forestales, a los ayuntamientos y con el inventario forestal español comenzamos la búsqueda. Cuando veíamos un ejemplar muy grande o con una forma peculiar lo catalogábamos", explica Domínguez Lerena. Si el árbol estaba en buen estado, con una especie de barrena extraían una mínima sección del tronco y contaban los anillos. Si por el estado del árbol no era recomendable tocar la madera, la edad se calculaba teniendo en cuenta el crecimiento anual en esa zona. Así estimaron que el magnífico Encino de Tres Patas de Mendaza (Navarra) tiene entre 800 y 1.000 años. El árbol tiene un tronco de 7,7 metros de diámetro (un tamaño descomunal para una encina y más en una zona tan fría) y está hueco en la base.
Para paliar esta situación, el anteproyecto de Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad crea el "catálogo nacional de árboles singulares". Se trata de un catálogo con los árboles que propongan las autonomías y a los que "no se les podrá infligir ningún tipo de daño, ni se podrá alterar su entorno inmediato, ni llevar a cabo podas o tratamientos fitosanitarios sin autorización". Los propietarios de estos árboles, sea un particular o un ayuntamiento, recibirán "una subvención económica" si el árbol necesita tareas de mantenimiento o mejora.
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Un roble de siete siglosEl roble Valentín, es uno de los mejores ejemplos de leyenda viva. Los investigadores aseguran que en el siglo XII tomó su nombre de la influyente familia leonesa apellidada Valentín, descendiente del pontífice san Valentiniano. El roble (Quercus robur) está en Tineo (Asturias) y tiene 10,5 metros de perímetro del tronco y 17 metros de diámetro en la copa. El Principado de Asturias lo ha catalogado como monumento natural. Tiene entre 750 y 850 años, y bajo él se refugiaban los peregrinos camino de Santiago. Manuel Velasco, vecino de Tineo, explicó a los autores del libro Leyendas vivas: "Las hojas de este carbayo tienen el tiempo marcado en ellas, como las arrugas del rostro de un anciano".
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