lunes, 7 de enero de 2008

El Maglev, Un aerotrén ecológico japonés

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Un tren que se desplaza a 10 centímetros del suelo propulsado únicamente por energía renovable producida en la propia vía ferroviaria es la llamativa propuesta de un grupo de científicos japoneses para reducir las emisiones de CO2 en el transporte de alta velocidad. El prototipo ya existe y funciona. Tiene aspecto de avión planeador de 400 kilogramos de peso que vuela a 150 kilómetros por hora, de momento sin pasajeros. Si las fuentes renovables de energía no han ofrecido todavía una alternativa fuerte a los combustibles fósiles en el transporte ha sido, entre otras cosas, por su escaso rendimiento. ¿Pero, y si se lograra reducir la demanda energética necesaria para llevar un objeto de un lugar a otro? Ésa es la pregunta que se hicieron los investigadores del Instituto de Ciencias de Fluidos de la Universidad Tohoku, en Sendai.

"Si minimizamos la resistencia aerodinámica total del vehículo drásticamente, las energías naturales, como la solar o la eólica, que actualmente se consideran impracticables por su baja densidad energética y su naturaleza cambiante, podrían pasar a ser utilizables", explicó a EL PAÍS Yasuaki Kohama, principal responsable del proyecto. "Si pudiéramos suspender el vehículo de algún modo, eliminaríamos la pérdida de energía por rozamiento con el suelo". El Maglev, el tren magnético, ya lo consigue. Viaja suspendido en el aire a más de 580 kilómetros por hora, pero a costa de grandes cantidades de energía para crear los campos magnéticos necesarios.

"Lo que nosotros hemos hecho es mantener elevado el tren por simple aerodinámica, aprovechando el ya conocido efecto suelo", señaló Kohama. Se trata del mismo principio que mantiene pegados al suelo a los bólidos de fórmula 1, pero usado en sentido contrario, es decir, para hacer flotar un objeto. Consiste en crear una zona de baja presión por encima del vehículo y otra de alta presión por debajo. Cuando el tren está cerca del suelo y en movimiento hacia delante, parte del aire circula por debajo del vehículo, creando una presión superior a la del aire que circula por encima del vehículo. De esta manera se produce la sustentación requerida para mantener el aerotren separado del suelo en todo momento. Una vez que levita, el tren se mueve gracias a unos ventiladores alimentados con la energía obtenida de paneles fotovoltaicos y molinos de viento instalados en la misma vía por la que circula.

Para el catedrático de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) Ricardo Martínez-Botas, la idea resulta atractiva. "Independientemente de si la energía proviene de instalaciones en la propia vía o se compra en el mercado de renovables, el hecho de proponer un vehículo que utiliza el efecto suelo para eliminar la resistencia por contacto con el suelo es muy interesante, pues va a suponer un ahorro de energía considerable", explica.

Andrés Tiseira, ingeniero aeronáutico en la UPV, señala que el aerotren podría alcanzar altas velocidades en el futuro. "Existen experiencias como el ekranoplano creado por los soviéticos durante la guerra fría: una gran aeronave de varios cientos de toneladas capaz de cargar tropas y tanques y transportarlos a una velocidad de hasta 400 kilómetros por hora suspendida a un metro del agua, minimizando el consumo de combustible", señala.

El Pais

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