El valor de Toño

No os perdais el video de su actuación



Se llama Toño. Apareció en la nueva etapa de El hormiguero (Cuatro). Pablo Motos lo presentó así: "Es un tipo muy gracioso que puede decir cosas que ninguno de nosotros podría". Y entró Toño en el plató. Silla de ruedas. Parálisis de medio cuerpo para abajo. Brazos deformados, con escaso movimiento. O sea, una minusvalía importante. Tremenda. Quizá una tetraplejia muy grave. Dirigió entonces su silla hasta situarla delante de la cámara. Miró fijamente al objetivo, es decir, a todos nosotros. Y comenzó diciendo: "No sabéis lo dificil que es encajar una silla de ruedas en una foto de família. ¡Siempre quedo mal! Pero el verdadero problema es que estoy buscando trabajo. Me llamó el otro día Nacho Cano y me dijo que tenía un lugar para mí en su nuevo musical Hoy no me puedo levantar. Me dijo que me veía muy metido en el papel. También podría servir para algún anuncio de la Dirección General de Tráfico, o quizá para convencer a vuestros hijos de que no vayan a los Sanfermines...", y mientras Toño lanzaba su monólogo, en casa primero se produjo un silencio largo, hecho de asombro e incredulidad. Luego comenzamos, tímidamente, a sonreír. Luego ya pasamos, abiertamente, a desternillarnos. Y al final, cuando Toño acabó, le dedicamos una ovación larga, vibrante, entusiástica. ¡Ah!, ese ejercicio de este minusválido, ironizando sobre su propia condición física, demuestra un valor extraordinario. Puede que tenga los huesos de los brazos y las piernas, y el tejido nervioso, hecho una patata. Pero les puedo asegurar que sus neuronas están sensacionales. Qué ingenio, que golpe de inteligencia, y qué ejemplo para todos los que nos consideramos, físicamente, válidos. Esta destilación de sarcasmo sobre sí mismo nos ha iluminado de una forma colosal. Buena terapia para los que habitualmente dramatizan, y, sobre todo, amplifican el drama de otros, usándolo para sus torticeras conveniencias, tan apocalípticas y acollonantes. Reclamamos a Pablo Motos que nos saque a Toño al menos dos veces por semana. No solo por la potente rareza de su caso, sino porque su ironía, y su sentido del humor, son de primera clase. Su punto de revulsivo --que no de repulsivo-- será el mejor depurativo de los muchos tópicos y prejuicios que tenemos adheridos y enquistados.

FERRAN MONEGAL, el Periodico de Catalunya