viernes, 13 de junio de 2008

Títeres de 6 países fueron a las escuelas

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El brillo de los ojos de Alisva Bermeo no se apagó por 35 minutos. La niña, de 12 años, nunca había visto una función de títeres en su vida. Su asombro sobresalió en medio de 200 estudiantes y sus carcajadas tuvieron eco en la sala del Centro Cultural de Calderón.


El martes ese lugar estuvo repleto de niños de sacos azules y verdes. Los pequeños no pararon de reír con las aventuras del héroe Mister Punch, de Konrad Frederick, titiritero londinense.

Este año el VIII Festival de Títeres Con Bombos y Platillos recorrió además de las salas de teatro de la ciudad, varios sitios en barrios marginales de la urbe. El Municipio, a través de Quito Cultura, apoya al festival desde el 2003. Jaqueline Calderón, de Quito Cultura, señaló que cada año se aporta con USD 11 200.

Por ello, el festival llegó gratuitamente a los pequeños de La Ferroviaria, Carcelén, la Mitad del Mundo y a las víctimas de los deslaves en Guápulo.

El martes, la menuda Tatiana Morales, de la escuela Tarqui, decía sin titubear que las escenas le enseñaron a no dejarse maltratar por los mayores. La menor de 10 años ya había visto títeres "pero no tan buenos como estos".

Amparo Enríquez, profesora de sexto de básica de la escuela Luis Merani, también de Calderón, contó que antes para llevar a los niños a los títeres tenían que ir al norte. Esto incomodaba a los padres de familia. "Así nos tocaba ingeniarnos para impartir a los pequeños algo de cultura".

Las mejillas de los niños se enrojecían pero no por el sol sino por la emoción. El jueves, los niños se acomodaron sobre el cemento de la cancha de la Unidad Educativa Tecnológica Mitad del Mundo. Allí el titiritero español Marcos Pena armó su teatrino.

Esteban Meneses, de 6 años, no dejaba de patear y gesticular según las escenas de la obra 'Los cuentos de otro'. El pequeño tampoco había visto títeres antes y menos a Pepino, el personaje principal de la función. Esteban lo seguía con la mirada y lo imitaba.

En esa presentación también estuvieron algunas madres de familia. Lorena Albán dijo que sus tres hijos solo habían visto títeres en el parque La Carolina, porque las presentaciones en los teatros son caras. "En la escuela es más tranquilo, porque pueden compartir con sus compañeros".

En la obra los escolares recordaron valores morales como el respeto. Además, que no se debe ensuciar ni mentir y que la imaginación no tiene límites.

En la última fila tres niñas de 7 años y cabello largo compartieron una silla. Ivonne Japachi, Wendy Puga y Josseline Criollo estaban muy concentradas a pesar de que adelante de ellas un compañero las empujaba de la silla.

Al terminar la presentación en Calderón los amigos de la escuela Luis Merani, Rodrigo Armas, 12 años, y Andrés Contento, 10 años, hicieron comentarios de la obra. Rodrigo decía que disfrutó mucho en la escena en la cual Mister Punch enseñaba a caminar a su hijo.

En contraste, Andrés aprendió a valorar a sus padres. "Mi mamá trabaja en una casa y mi papá está en EE.UU. hace ocho años, y a veces sí lo extraño mucho".

Las presentaciones contaron con artistas de Brasil, Italia, Inglaterra, España, Argentina y Ecuador con el grupo la Espada de Madera y Titiritainas. La inauguración fue el 21 en La Ronda.

Yolanda Navas, directora del festival, señaló que el objetivo es socializar el teatro de títeres en espacios alternativos. "Este año nos coincidió casualmente la fecha con el Día del Niño y de paso así también les dimos un homenaje especial a los menores".

Publicado en El Comercio

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