BARCELONA Redacción
Ayudar a la infancia mediante el acceso a la educación, la alimentación y la sanidad utilizando como vehículo el arte audiovisual. Ese es el objetivo de la ONG Tomando Conciencia, una iniciativa de un grupo de jóvenes con muchas ideas y ganas de mejorar el mundo. Todo empezó hace dos años, cuando Carlos Sánchez-Llibre decidió dejar de lado sus vacaciones y pasar dos meses en Camboya para ayudar a construir un colegio con otras siete personas más. Fotógrafo de profesión, convenció a una amiga suya licenciada en Comunicación Audiovisual, Patricia Boadas, para que grabase todo el proceso de construcción de la escuela. "La experiencia fue muy bien, nos marcó, queríamos hacer más y pensamos en montar una ONG", cuenta Patricia.
El trabajo que llevaron a cabo durante el verano del 2006 lo plasmaron en el documental Un cuento camboyano,que presentaron el jueves en Barcelona con el objetivo de remover conciencias y recaudar fondos para sus próximos proyectos. "A partir de este documental mostramos nuestro trabajo, rendimos cuentas de nuestra función, porque queremos ser totalmente transparentes, y además es una manera de conseguir colaboradores", explica Carlos. En Un cuento camboyano,una niña explica la historia de Koky, un chico que huyó con su familia del genocidio perpetrado por los jemeres rojos en la segunda mitad de la década de 1970 y que, tras 26 años fuera de Camboya, regresa al lugar en el que nació. Koky era uno de los ocho voluntarios que participaron en la puesta en marcha de la escuela y su historia sirve de hilo conductor para explicar lo que ocurrió en Camboya durante la dictadura del Pol Pot. "Los jemeres rojos acabaron con la educación en el país y nosotros queríamos levantar una escuela allí", dice Carlos.
Por ahora cuentan con ocho miembros. "Estamos empezando, y la manera en la que creemos que más podemos ayudar es haciendo lo que sabemos", afirma Carlos. Todos se mueven en el terreno del audiovisual, así que utilizan este instrumento para crear oportunidades donde más lo necesitan. Su próximo proyecto está en Belén de los Andaquíes, en el departamento colombiano de Caquetá. "Se trata de una zona con una situación muy complicada", afirma Patricia. "Hay muchas personas que se dedican al cultivo y recolección de coca y los grupos armados están muy presentes", añade. Allí rehabilitarán y dotarán de material adecuado una Escuela Audiovisual Infantil que opera con medios modestos desde el 2005. "Es una manera de que los niños empleen su tiempo en algo útil en lugar de estar todo el día en la calle tras salir del colegio", explican. Para formar parte de la escuela tan sólo deben inventar una historia que contar. Después la plasman en imágenes. Así aprenden a trabajar en grupo, a manejar las nuevas tecnologías y también consiguen algo de dinero. Las personas del pueblo les empiezan a pedir que les graben vídeos y les tomen fotos. "Es un incentivo para ellos, les ayuda a reforzar la confianza en sí mismos y a evitar involucrarse con grupos armados o cocaleros", explican desde la ONG.
Este agosto viajarán hasta Colombia para ponerlo todo en marcha y el 29 de mayo inaugurarán una exposición fotográfica en Mataró sobre este proyecto. Además de la ONG, han creado una productora audiovisual.
Publicado en La Vanguardia
Ayudar a la infancia mediante el acceso a la educación, la alimentación y la sanidad utilizando como vehículo el arte audiovisual. Ese es el objetivo de la ONG Tomando Conciencia, una iniciativa de un grupo de jóvenes con muchas ideas y ganas de mejorar el mundo. Todo empezó hace dos años, cuando Carlos Sánchez-Llibre decidió dejar de lado sus vacaciones y pasar dos meses en Camboya para ayudar a construir un colegio con otras siete personas más. Fotógrafo de profesión, convenció a una amiga suya licenciada en Comunicación Audiovisual, Patricia Boadas, para que grabase todo el proceso de construcción de la escuela. "La experiencia fue muy bien, nos marcó, queríamos hacer más y pensamos en montar una ONG", cuenta Patricia.
El trabajo que llevaron a cabo durante el verano del 2006 lo plasmaron en el documental Un cuento camboyano,que presentaron el jueves en Barcelona con el objetivo de remover conciencias y recaudar fondos para sus próximos proyectos. "A partir de este documental mostramos nuestro trabajo, rendimos cuentas de nuestra función, porque queremos ser totalmente transparentes, y además es una manera de conseguir colaboradores", explica Carlos. En Un cuento camboyano,una niña explica la historia de Koky, un chico que huyó con su familia del genocidio perpetrado por los jemeres rojos en la segunda mitad de la década de 1970 y que, tras 26 años fuera de Camboya, regresa al lugar en el que nació. Koky era uno de los ocho voluntarios que participaron en la puesta en marcha de la escuela y su historia sirve de hilo conductor para explicar lo que ocurrió en Camboya durante la dictadura del Pol Pot. "Los jemeres rojos acabaron con la educación en el país y nosotros queríamos levantar una escuela allí", dice Carlos.
Por ahora cuentan con ocho miembros. "Estamos empezando, y la manera en la que creemos que más podemos ayudar es haciendo lo que sabemos", afirma Carlos. Todos se mueven en el terreno del audiovisual, así que utilizan este instrumento para crear oportunidades donde más lo necesitan. Su próximo proyecto está en Belén de los Andaquíes, en el departamento colombiano de Caquetá. "Se trata de una zona con una situación muy complicada", afirma Patricia. "Hay muchas personas que se dedican al cultivo y recolección de coca y los grupos armados están muy presentes", añade. Allí rehabilitarán y dotarán de material adecuado una Escuela Audiovisual Infantil que opera con medios modestos desde el 2005. "Es una manera de que los niños empleen su tiempo en algo útil en lugar de estar todo el día en la calle tras salir del colegio", explican. Para formar parte de la escuela tan sólo deben inventar una historia que contar. Después la plasman en imágenes. Así aprenden a trabajar en grupo, a manejar las nuevas tecnologías y también consiguen algo de dinero. Las personas del pueblo les empiezan a pedir que les graben vídeos y les tomen fotos. "Es un incentivo para ellos, les ayuda a reforzar la confianza en sí mismos y a evitar involucrarse con grupos armados o cocaleros", explican desde la ONG.
Este agosto viajarán hasta Colombia para ponerlo todo en marcha y el 29 de mayo inaugurarán una exposición fotográfica en Mataró sobre este proyecto. Además de la ONG, han creado una productora audiovisual.
Publicado en La Vanguardia
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